
La Iglesia de Escocia no está patrocinada ni por H&M ni por Zara. ©Church of Scotland.
En 2011, esta misma Asamblea General había declarado una moratoria sobre la ordenación de ministros homosexuales, en la que además se aceptaba a aquellos ministros abiertamente homosexuales que hubieran sido nombrados antes de 2009.
La moción recientemente aprobada establece que la homosexualidad es a la vez conforme y contraria a la doctrina de la Iglesia, y que cada comunidad (Consejos Presbiterales) será libre para aceptarla o rechazarla.
Una cosa y la contraria
En concreto, la moción aprobada afirma que la homosexualidad es contraria a "la doctrina histórica y actual de la Iglesia y [a] su práctica", aunque también "autoriza a los Consejos Presbiterales que así lo deseen a desmarcarse de esta doctrina y de esta práctica".
Al final ésta fue la formulación preferida sobre las otras tres mociones en liza, que proponían bien rechazar la ordenación de ministros homosexuales, bien aceptar su ordenación, bien aceptar la ordenación de gays y lesbianas con la salvedad de que algunas comunidades pudieran rechazar cualquier ordenación de homosexuales.
Tan sólo un ministro abiertamente gay en Escocia
Scott Rennie es el único pastor abiertamente homosexual en el seno de la Iglesia de Escocia. Rennie celebra este "compromiso resultante de una iniciativa del ala tradicionalista de la Iglesia" por el espacio que abre a los ministros gays y lesbianas.
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[Comentario: Más que presbiterianos, estos geniales clérigos escoceses son practicantes del jesuitismo en la acepción más tétrica de la palabra. Así, esta decisión declara una cosa y su contraria, aprueba un hecho aunque también lo posterga a las calendas escocesas, puede satisfacer tanto a homosexuales como a homófobos.
Otra prueba de esquizofrenia doctrinal es el Libro Azul 2013 de la Asamblea General, donde se "reafirma la opinión de la Asamblea General de 2011 según la cual la homofobia es un pecado, si bien se reafirma asimismo que no es homofóbica aquella expresión de una opinión que afirme que los actos homosexuales son contrarios a la voluntad revelada de Dios". El documento también recoge que "una orientación homosexual en sí misma no es un obstáculo para ejercer responsabilidades dentro de la Iglesia, incluidos el ministerio de la Palabra y de la comunión, el diaconado y la ancianidad."
¿Debemos por tanto felicitarnos por las conclusiones de esta Asamblea General, en el más puro estilo a Dios rogando y con el mazo dando? Pues exactamente en la misma medida en que nos podemos alegrar por tener una botella medio llena o medio vacía. La botella presbiteriana está, pensamos nosotros, vacía a tres cuartos. La congregación practica el fondo un juego de prestidigitación verbal que consiste en afirmar que la homosexualidad no es algo aceptable, salvo para aquéllos que piensan que lo es.
Vamos, que necesitamos bastante más para convertirnos al Presbiteranismo :-D]
Philca & carzam/ MensGo
(vía AFP y Le Monde del 21-05-2013)